27 jun 2007

Zapatero a tus zapatos

El concepto detrás de la frase: "zapatero a tus zapatos" es muy sencillo, en esta sociedad cada quien tiene ciertas habilidades o tareas, en base a ellas puede trabajar y aportar a la sociedad, y con el tiempo estas aportaciones se vuelven cada vez más importantes y por ende su utilidad crece. Bajo esta lógica de especialización se ha podido desarrollar el mundo de una manera sorprendentemente rápida. Pero, ¿en esta sociedad la aplicamos ?


¡Algunos casos actuales indican que no!


Un caso que leí recientemente me llamó mucho la atención. Juan Villoro, un reconocido escritor al cual he leído en varias ocasiones. Escribe actualmente para la revista "GQ México" y en el número pasado de esta revista escribió un artículo sobre las personas que trabajan en "relaciones públicas", en esta pequeña columna logró reducir la profesión a un par de modelos que tienen la gentileza de preguntarle a los clientes: "Todo estuvo bien", sin tener la capacidad de respuesta cuando obtienen una negativa.

La respuesta del gremio de las relaciones públicas no se hizo esperar. Lo más impresionante fue que el golpe fue con guante blanco, manejándose con una diplomática carta dirigida al editor de la revista exponiendo lo desinformado que esta su "flamante pluma" respecto a su profesión y explicándola a detalle. Resultado: por un lado la carta no sólo se publicó en el siguiente número sino que hasta le dieron un espacio al autor de la carta --cuyo nombre no recuerdo, y no creo que tenga importancia en este momento-- dentro de la revista para publicar un artículo aparte explicando lo que realmente es una persona encargada de las relaciones públicas, por el otro lado Villoro volvió a escribir de lo que sabe (aunque no mucho), de fútbol.

Me parece que es momento de entender que antes de publicar algo (a menos que sea en tu blog) tienes que investigar un poco al respecto. A su vez para poder opinar haciendo una crítica sensible sobre un tema, ¡el que sea!, se dice que es necesario estar informado, personalmente creo que esta percepción es limitada. Uno necesita no sólo estar informado, sino tener conocimiento del tema, no basta con saber la noticia, sino entenderla.

11 jun 2007

La revolución ciclista

Lamentablemente las últimas 3 semanas he estado muy pero muy ocupado y no he podido escribir, esta entrada la debí escribir hace un par de semanas, pero bueno... espere un poco a que la onda del ciclismo volviera .



1er. ciclotón familiar


Hace 2 semanas, y para mi sorpresa, participé en el 1er. ciclotón familiar de la ciudad de México.

Ese domingo salí tempranito a mi juego dominical de fútbol, mi equipo el Independiente se enfrentaba al Valencia, lamentablemente la lluvia del sábado provocó que se suspendieran los juegos de toda la jornada dominical (no sirvió de nada la desmañanada y el viaje hasta Culhuacán).

Pero bueno, las opciones de ejercicio dominical por mi casa (Reforma-Chapultepec) son muchas, así que decidí entre ellas a darme unas vueltas en mi bici sobre Reforma, acto seguido tomé el teléfono y exhorté a mi hermana de 13 años a unirse a mi plan. Quien después de meditarlo durante un par de minutos accedió poco entusiasta.


De esta forma empezó nuestra aventura, primero salí de mi casa rumbo a la colonia Anzures, donde pasé por mi pequeña hermana, de ahí tomamos algunas calles para alcanzar el primer objetivo: llegar a Reforma. Tomamos la avenida rumbo al Zócalo (aunque realmente el Zócalo no esta nada cerca de Reforma, debe ser una caminata de unos 25 minutos de Av. Juárez y Reforma), al llegar a Av. Juárez doblamos sobre esta, llegamos al hemiciclo y para nuevamente nos sorprendimos, había pancartas que anunciaban el ciclotón, gente repartiendo volantes con un mapa muy chafa, muñequeras y otros artículos promocionales. Despúes de surtirnos de estos seguimos un poco escépticos nuestro camino, no teníamos ninguna idea de la dimensión del recorrido ni de como regresaríamos pero lo emprendimos.


Aquí esta el mapa ...

Eran las 12 del día, el Sol estaba a plomo y pasamos de un bello corredor turístico a unas transitadas, sucias y descuidadas calles del Centro, uno de esos contrastes que siempre se dan en la Ciudad de México, en esta zona el cuidado no se debía tener para con los coches, sino para con los peatones, quienes cruzaban sin cesar importándoles muy poco quien tenía el siga y quien no.

(Después me enteré del por qué del burlote, esa misma tarde fue el concierto de Shakira, entre que tiene un gran poder de convocatoria y que cuando el circo es gratis la gente siempre va, a mediodía muchas horas antes del concierto ya estaban repletas las calles aledañas al zócalo).

Después de cruzar esta parte de la ciudad llegamos al metro Pino Suárez, una zona que a pesar de cruzar muchas veces en el subterráneo, no logro ubicar más que como punto de conexión entre las líneas azul y rosa del metro.

Bueno, una vez cruzado este punto ya no había retorno, el centro estaba repleto de fans de Shakira y el circuito ciclista seguía, así que nosotros hicimos lo mismo. Pasamos por mercados y grandes avenidas y pudimos ver unos ciclistas muy singulares, una especie de "cholos" que iban en bicis cross haciendo piruetas bastante vistosas, onda saltos dándole la vuelta al manubrio mientras van andando en una sola llanta durante varios metros.

Después de ver a estos singulares ciclistas seguíamos en el circuito ahora sobre Fray Servando, avenida bastante desconocida para mí, aunque después de unos cuantos cientos de metros recordé haber estado por ahí en una visita al H.Congreso de la Unión (cabe recalcar que no fue una visita para manifestarme, simplemente como requisito académico).

En Fray Servando doblamos a la derecha en Francisco del Paso y Troncoso, una calle que sólo había escuchado hablar de ella cuando se anunciaban unas mueblerías en el programa de Chabelo. (El Oriente es una zona que apenas visito 3 ó 4 veces al año: cuando voy al aeropuerto)


Al seguir pedaleando el cansancio y el Sol empezaron a mermar nuestras energías de forma más notable (sobretodo las de mi hermanita, quien al no tener una dieta ciclistica como la mía notaba ya su falta de condición física para esta demandante tarea), así que paramos un poco a beber agua y tomar un breve descanso. Acto seguido retomamos el camino ahora sobre Viaducto Río de la Piedad, ahí vimos de todo un poco: mucho tráfico en los carriles centrales, pero familias completas en bicla en la lateral, así como algunos patinadores y ciclistas poco convencionales, de los que van acostados en la bici.


Después de subir un puente y dar una vuelta extrema nos encontrábamos en Río Churubusco, ¡Guau!, fue grato ubicarme de nuevo en la ciudad (pese a seguir en el Oriente), sabía que faltaban unos cuantos metros para llegar al Palacio de los Rebotes y al mismísimo Foro Sol, recinto que se usa más para eventos no beisbolísitos que otra cosa.


Fue impresionante poder llegar hasta el palacio de los deportes en la bicla, ambos retomamos energía de esta hazaña y seguimos al pelotón, el cual se volvía a juntar cada vez que nos tocaba un alto, que creo fue bastante seguido.

Seguimos todavía unos cuantos kilometros más cuando de plano el cuerpo ya no aguantó, era la 1 y media y el circuito lo iban a cerrar a las 2, iba a ser imposible regresar a tiempo a casa, y no habíamos visto ninguno de los famosos RTP que nos podían llevar sobre el recorrido hasta el Hemiciclo a Juárez.

Así, de pronto todo pasó de la magia de una ciudad en bicicleta a la desesperanza de no poder regresar a casa...

Afortunadamente, yo siempre precavido llevaba unos 20 pesos y el vago recuerdo de la existencia de la línea 8, la cual se va por el eje 3 oriente y en algún punto cruza el circuito interior, esa era nuestra esperanza, la otra, aún más lejana era llegar hasta Tlalpan, la cual estaba a una distancia desconocida que a estas alturas del día parecía eterna.

Justo en esa búsqueda por el regreso a casa pude ver unos carriles del metro que cruzaban por debajo el circuito interior, así que dejamos Río Churubusco y nos adentramos en las inmediaciones de la colonia Pueblo Aculco, donde nos abastecimos de víveres para el tortuoso regreso. Después de subir una a una las bicis y esperar varios minutos nos encontrábamos dentro de un vagón casi lleno en la estación Aculco y en dirección a Garibaldi.

A partir de ese momento fue una lucha por la supervivencia y la pronta llegada a casa. Organicé nuestra bajada en la estación Bellas Artes, lugar donde retornaríamos apenas a las 2 de la tarde al inicio de la aventura. Lo habíamos logrado, habíamos dado la vuelta (con un poco de ayuda del metro y de los jueces que no establecieron las reglas sobre el recorrido) a la ciudad, una vuelta diferente pero por las circunstancias me parece fue muy enriquecedora, pudimos conocer un poco del Oriente de la ciudad (disculpénme los orientales pero: ¡qué feo es!), hicimos ejercicio, y nos divertimos muchísimo.

Pero la historia no acaba aquí.

Estábamos en la Alameda Central, todavía un poco lejos de lo que conocemos como casa, así que debíamos llegar a Reforma y cruzarla hasta la altura de la Torre Mayor, a las 11 de la mañana eso había sido sencillo pero ahora no teníamos la protección de Marcelo, los automóviles se habían apoderado de "sus" calles, y el poder de los ciclistas se había reducido a nada, a la simple cotidianidad.

Así, bajo estas condiciones regresamos a casa, en una especie de Odisea ciclistica: en la que fuimos siempre por la banqueta, que ahora resultaba incomodísima, y teniendo que extremar precauciones en los cruces con otras calles, donde los automovilistas tenían pleno control.

Cuidado es una revolución ciclistica y se esta apoderando de la ciuda'.