El título de esta entrada lo acabo de decidir, y lo decidí así por que es el sentimiento que tengo, que creo pocos mexicanos tenemos la dicha de sentirlo. El orgullo universitario no nace de una campaña publicitaria realizada por las mejores agencias de publicidad, sino de un sentimiento que va más allá, y no es simplemente un eslogan es un sentir, un hacer, un transformar y un ayudar.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es una de las universidades más importantes de toda Iberoamérica, de ella se desprenden la mayoría de las escuelotas privadas que se hacen llamar universidades (no me atrevo a llamar universidad a una institución que no se compromete con la investigación, ni con el desarrollo de la sociedad en la que esta inmersa pudiendo pervertir sus buenas intenciones por afán de lucro(qué tipo de institución revisa sus colegiaturas semestralmente y las aumenta muchas veces por encima de la inflación sin tener un sustento que sin un argumento no lucrativo)).
La UNAM como pocas universidades públicas (me parece que también en el IPN y la UAM se debe sentir algo similar en su debida proporción) pueden generar en su comunidad ese sentido de pertenencia. En la UNAM como en pocos lugares en México no se te clasifica, ni se te discrimina en ningún sentido, y se te pone a la mano la herramienta más costosa y de mayor valor en el mercado de la VIDA: el conocimiento. El conocimiento desde un punto de vista humanístico, por que una cosa es pensar que resolver una ecuación es conocimiento, y otra muy distinta el entender que al resolverla puedes estar ayudando a que millones de mujeres mexicanas no sufran una enfermedad tan grave como es el cáncer (ver Economía de la Salud I en este blog), y ejemplos como este hay millones. La UNAM no se limita al conocimiento técnico, también te da un conocimiento cultural superior a cualquier otra universidad, simplemente su repertorio es tan basto como gente hay en este país.
Pensemos por un momento, cuando podrán conversar en un café una niña (de 21 años) de las Lomas con un vato loco grafitero de Iztapalapa sobre si el modelo económico mexicano es excluyente o no, o si el lema de Borel-Cantelli contradice la teoría del laplaciano compuesto en subespacio Borel-medible. Creo que sólo en la UNAM, o al menos, en esta universidad las situaciones de este estilo son comunes. Es como la historia de la torre de Babel pero en esta todos hablamos el mismo idioma, el idioma universitario.
Pero bueno, el sentimiento universitario no queda en lo maravillados que podemos estar por esta flamante institución, sino en el amor y respeto a ella (el cual muchas veces se ve violado por algunos miembros de la misma). Es tal el amor por esta universidad que la mayoría de sus profesores buscan refugio económico en un trabajo pero nunca dejan de dar clases en ella, por que una cosa es muy cierta, los salarios son bajos, pero el alimento que te da la UNAM como académico es invaluable, y alimenta esas partes que desnutren los trabajos de hoy en día: el alma, la pasión, el intelecto, el amor por el prójimo, entre muchos otros. Particularmente, yo adoró dar clase, y la doy gratis cuando me la piden mis compañeros o conocidos de la universidad, y ahora que soy ayudante me doy cuenta del sentimiento y la pasión que se le pone a la enseñanza cuando uno es egresado de esta institución.
Y la posibilidad de dar nunca se acaba en esa institución, por que la retroalimentación muchas veces se da de maneras insospechadas. Aunque no sea posible creerlo se aprende mucho más como maestro que como alumno, ya que puedes aprender de todos ellos, y al ayudarlos y ellos hacen lo propio.
Otro aspecto importante que hace gigantezca a esta institución es la comunidad, es una comunidad única puesto que no hay envidias, y esto se debe precisamente a que no hay carencias, tal vez cada quien tenga un presupuesto distinto para comer pero nadie se queda con el estómago vacío, pues las becas alimenticias se dan al que no tiene, simplemente por que no tiene, sin preguntar, sin cuestionar, y sobretodo con un sentido de responsabilidad social. Con iniciativas únicas, como la de la cafetería de la Facultad de Ciencias quienes han logrado abatir los costos, usando medios a sus alcance y una solidaridad envidiable, y con un micro-sistema parecido al comunista.
La comunidad es tan basta que incluso quienes no apoyan el tipo de prácticas políticas que realiza este grupo, reconoce y aplaude su labor social y su GIGANTEZCO aporte a la Facultad.
Bueno, me podría seguir tal vez unas 3 horas más hablando de nuestra universidad, la cual tiene sus puertas abiertas a TODA la SOCIEDAD MUNDIAL. Por favor visítenla, reconózcanla, usenla, quieranla y trasciendan con ella. Y por si les interesa saber un poco de Teoría del Riesgo, mi clase es todos los sábados de 10am a 12pm en el salón P110 de la Facultad de Ciencias, si no saben llegar preguntenle a un universitario, seguramente encontrarán a uno que les podrá ayudar.
Por mi parte es todo, y como siempre los exhorto a dejar un comentario, siempre es bonito saber que hay alguien que se interesa por lo que a ti te interesa, y en este caso estamos hablando de un elemento vital para la superación del rezago del país: la educación. Tema en el cual habrá próximamente discusiones y tomas de decisión muy importantes, como la de rector en la UNAM (tal vez publique algo al respecto, o los vincule a mis feeds favoritos) y la reforma del Estado.
25 oct 2007
Orgullo Universitario
Escrito por Milosc a la/s 25.10.07
De que estamos hablando: Educación, Facultad de Ciencias, UNAM
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1 comentario:
Hola Camilo:
Me parece muy cierto lo que describes de la UNAM pero además creo que falta decir que en la grandeza está la humildad, con esto quiero decir que las muestras de grandeza no faltan en la UNAM pero que son los doctores más prestigiados los que suelen ser los más sencillos y los más dispuestos a ayudar al prójimo. Comparto este orgullo universitario contigo.
Carolina Martín
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